El término “inteligencia artificial” fue acuñado en la Conferencia de Dartmouth en 1956 por John McCarthy, destacado informático. Sin embargo, no es hasta el foro de Davos del año 2020, cuando Klaus M. Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, anuncia que hemos entrado en la cuarta revolución industrial. Solo entonces comprendimos que la IA iba a transformar nuestras vidas para siempre.
La primera revolución industrial en 1784 consistió en la mecanización gracias al descubrimiento de la máquina de vapor. Posteriormente, en 1870, la producción en masa se hizo posible gracias a la electricidad, marcando la segunda revolución. Más tarde, en 1969, llegó la tercera revolución gracias a la electrónica y la informática, lo que permitió que empezáramos a producir de forma automática. Pero ¿en qué consiste la cuarta revolución y cuál es su fundamento? La cuarta revolución se basa en la digitalización y en la virtualización de los sistemas físicos, cambiando el concepto de velocidad por aceleración de cuánto o cómo producimos. Pronto observaremos cómo la barrera entre lo físico, biológico y digital se desvanece hasta tal punto que no podremos distinguirlos.
Otro aspecto clave para entender la importancia de esta tecnología es el nivel de absorción que ha tenido la IA, mediante su aplicación estrella ChatGPT. Es el más alto registrado en la historia de la humanidad: 1 millón de usuarios en tan sólo cinco días y 50 millones en 2 meses. En comparación, Internet alcanzó este nivel de adopción en 7 años.
Otro factor determinante es la evolución de la IA y en especial los LLM (Large Languaje Model) o modelo de lenguaje de gran escala. Estos modelos predictivos que empezaron prediciendo la siguiente palabra de un texto, han evolucionado notablemente hasta integrar no sólo palabras, sino también imágenes y datos. Además, su capacidad para operar desde equipos personales los hace aún más potentes. Por ejemplo, desde el desarrollo de BioLinkBERT de la Universidad de Stanford, hasta el Med-Gemini de Google, han pasado 24 meses. El primero obtuvo un resultado del 45% de aciertos, frente a un 91% del segundo en las pruebas para ser médico en EEUU y Canadá (USMLE). La media humana está en el 80%.
Por último, otros datos interesantes que confirman la importancia de esta tecnología son:
*La FDA (Federal Drug Administration) estadounidense, a primeros del 2025 ya había aprobado más de 1.000 aplicaciones para la práctica médica.
*En la encuesta liderada por McKinsey sobre IA en el sector de la salud en EEUU en el último cuarto del 2024, el 85% de los entrevistados usaban IA de forma habitual.
*En el año 2023 las inversiones globales en IA ascendieron a 287 mil millones, a 373 mil millones en 2024, y se espera que alcance aproximadamente 1,339 billones de dólares en 2030, según Statista Market Insights y la revista Forbes.
Además, la gran fortaleza de esta tecnología radica en su impacto multidimensional, abarcando la gestión del paciente, la práctica clínica, la gestión del edificio o la investigación y la docencia, entre otros. A continuación, examinamos en detalle los avances más destacados.


Avances en la gestión del paciente
Los algoritmos predictivos que se usan de forma habitual en negocios como Starbucks, Amazon o Spotify son capaces de utilizar la información de los usuarios para optimizar sus recursos en función de la demanda. De la misma manera ahora un centro hospitalario puede predecir cuántos, cuándo y en qué estado van a acudir los pacientes a una urgencia, dependiendo de factores tan dispares como el tiempo, los eventos en la ciudad, los hábitos de la población de referencia o la ubicación del propio hospital. Con estos datos podríamos prever y dimensionar no sólo el personal necesario, sino también el número de consumibles que va a necesitar. Este tipo de tecnología ya está en desarrollo en hospitales como la Paz en Madrid, por ejemplo.
Pero si pensamos en el potencial que tiene el historial clínico digitalizado, organizado y estructurado para acceder rápidamente y de forma eficaz a la información específica de cada paciente, podremos darnos cuenta de cómo mejorará la coordinación entre los diferentes departamentos, la precisión con la que se llegará a un diagnóstico y lo personalizado con que podrá darse un tratamiento en una mínima fracción del tiempo.
La integración de toda la información de la experiencia del paciente nos permitirá conocer sus gustos, sus preferencias, sus necesidades, sus ritmos, es decir, toda aquella información particular que hará que su estancia en un hospital sea lo más individual y particularizada posible.

Mejoras en la práctica clínica
Un gemelo digital es una réplica precisa y única ya sea de un edificio o de una persona. El primer modelo digital biológico se presentó en la World Mobile Congress de Barcelona en el año 2024. Este modelo replica un corazón humano a nivel celular y subcelular sumando más de 20 millones de unidades. Para ello, se utilizó la supercomputadora Marenostrum 5, capaz de procesar variables en el tiempo equivalente al de una persona en 57 billones de años. Este gemelo es capaz de imitar el movimiento y orientación de las fibras del corazón para poder probar en un entorno digital y seguro, todo tipo de cirugías y tratamientos antes de aplicarlos a una persona. En la universidad Johns Hopkins de Baltimore, ya se han llevado más de 270 ensayos con éxito. Se espera que el gemelo digital completo de un ser humano esté terminado para el 2030.
Uno de los ejemplos más significativos lo encontramos en el diagnóstico por imagen. La IA ha desarrollado la capacidad de comparar millones de imágenes de rayos X, obteniendo diagnósticos prematuros de cáncer que serían indetectables al ojo humano. Lo mismo ocurre en estudios del fondo de ojo, donde esa comparativa de imágenes también permite diagnosticar de forma temprana una degeneración macular, por ejemplo.
El desarrollo de las ciencias “ómicas” gracias a la IA también permite realizar análisis y tratamientos a nivel molecular, posibilitando una atención médica altamente personalizada basada en el ADN del paciente.
En cuanto a la telemedicina, en una entrevista realizada en el año 2022 en el hospital de la Universidad de Zhengzhou, ya el 74% de los profesionales la usaban, reduciendo un 64% el tiempo de consulta. Además, los ratios de derivaciones se reducían en un 92,5%. Con estos datos y otros tantos recopilados en otros países, podemos decir que la telemedicina ya es una realidad en la práctica clínica. Pero aún se está desarrollando más. Un grupo de inversores asociados con varias clínicas entre ellas la Cedars-Sinai de los Ángeles utiliza la aplicación K Health. Se trata de una aplicación móvil que mediante un chatbot soportado por IA hace un diagnóstico del usuario. Si el resultado no es conclusivo o si el usuario así lo requiere, la aplicación ofrece una consulta con un médico en tiempo real.
Otro campo que ha vivido un desarrollo enorme gracias a estas nuevas tecnologías es la rehabilitación. Gracias a la interpretación del entorno y del movimiento del paciente, las prótesis inteligentes son capaces de reaccionar de manera más natural, recuperando el equilibrio y la naturalidad de la parte del cuerpo que sustituyen. Los llamados exo-trajes pronto se verán por las calles vestidos por personas con diferentes capacidades como prenda común.
Por último, dentro de este apartado, tenemos el desarrollo de los autómatas quirúrgicos. Atrás han quedado tecnologías como el Da Vinci donde un médico opera mediante unos brazos artificiales diminutos por laparoscopia. Ya existen robots con autonomía de nivel 3, lo que significa que pueden gracias a la IA, proponer la estrategia adecuada para la sutura de un tejido previa aprobación por el cirujano, por ejemplo. Los niveles 4 y 5 de autonomía, aún en desarrollo, ya no requieren humanos para tomar decisiones. Pronto los veremos también en los hospitales.
Desarrollo de la gestión del edificio
El concepto de edificio inteligente lleva ya varios años en nuestro lenguaje, pero ahora con la capacidad de la IA, su desarrollo se ha acelerado notablemente. Con la integración de miles de sensores, módulos de procesamiento de datos y la optimización de los algoritmos, somos capaces de controlar muchísimas más variables del edificio, haciéndolo más eficiente desde todos los ámbitos. El desarrollo del gemelo digital aplicado a edificios permite también recrear estos bajo diferentes variables de entorno que mejoran el diseño o el mantenimiento de los mismos. Hoy en día podemos configurar un hospital para que responda en tiempo real a datos como la meteorología, la ocupación o el uso, mediante la gestión de los sistemas de climatización, iluminación o gestión de las energías renovables. Esta tecnología también se puede emplear en mejorar el mantenimiento predictivo, simulando entornos y preparando el edificio para ellos.
El otro campo de aplicación es el de la robótica. Existen ya numerosos robots para la dispensación farmacéutica, automatización del almacenaje, reparto de comidas, bebidas o fármacos, supervisión de pacientes, asistentes cognitivos, asistentes de entretenimiento o desinfección autónoma, por poner algunos ejemplos. Todos estos sistemas de apoyo a la gestión del edificio demandarán nuevos espacios y transformarán otros, siendo fundamental su inclusión en los nuevos edificios inteligentes.
En resumen, estamos asistiendo a un incremento exponencial de muchas tecnologías dentro de nuestros edificios sin ni siquiera plantearnos las preguntas más obvias: ¿puede mi edificio albergar todos estos sistemas? ¿está preparado para los cambios de uso que va a sufrir? ¿tiene sentido seguir diseñando hospitales sin tenerlos en cuenta? En la siguiente sección analizaremos los cambios que van a experimentar la manera que tenemos de conceptualizar estos espacios y cuáles pueden ser las consecuencias más importantes.

Habitaciones inteligentes
No podemos prever ningún tipo de cambio sin antes plantearnos cómo va a ser el espacio más íntimo de un hospital: la habitación del paciente. Si contamos que el objetivo de todas estas tecnologías es mejorar la salud de nuestros usuarios, los cambios que más afectarán al usuario/paciente por extensión, será el de su espacio más íntimo.
Una habitación inteligente debería integrar todos los procesos del paciente en esa habitación. De algún modo ya se venía haciendo en las UDPRs (Unidad de dilatación, parto y recuperación) en las que todos los procesos se integran en una sola habitación donde el paciente no se mueve, siendo el equipo médico y la tecnología los que se mueven a su alrededor. Extendamos esta idea a todos los tratamientos posibles dentro de un hospital.
Esto traerá cambios principalmente en las áreas de diagnóstico, tratamiento y hospitalización. Si estas áreas se fundieran en una sola, el resultado sería un pequeño incremento en superficie, pero muy alto en inversión de equipamiento. Por otro lado, tendríamos que pensar en un sistema distinto para diseñar la ingeniería MEP para que pudiera dar cabida a todo este tipo de instalaciones.


Hospital líquido
Por otro lado, las áreas ambulatorias se verán enormemente afectadas por la introducción de la telemedicina y el seguimiento remoto de pacientes. Gracias a todos los “gadgets” que podemos utilizar para medir los parámetros vitales de los pacientes, seremos capaces de supervisar el estado de salud de estos a distancia sin tener que recurrir a la presencialidad. La primera consecuencia es que la barrera física del hospital se diluye, de ahí el término “hospital líquido”.
En este caso el papel de muchas de las áreas ambulatorias, sobre todo las consultas, será la de dar cabida a los profesionales sanitarios con una interfaz virtual que conecta con el usuario, reduciendo más de un 50% sus áreas de consulta y contando con que las salas de espera ya no serán necesarias. Ni siquiera en las consultas presenciales, estas tendrán uso puesto que la gestión del paciente, reforzada con IA, evitarán que haya tiempos de espera.


Integración de la tecnología
Atrás quedaron los hospitales que requerían quirófanos de 35 m2. Hoy en día, necesitamos 60, 80, o incluso más de 100m2 para adaptar un quirófano híbrido. Pero no solo los quirófanos, son los únicos espacios que integrarían ese ingente número de sensores y equipos. Estamos hablando de que necesitaríamos sensores biométricos, de movimiento, de presión, químicos, eléctricos, etc. en cada una de las estancias del edificio. Esto implicará un grado de conectividad, tecnificación y diseño muchísimo mayor.
Por otro lado, vemos que la tecnología lejos de ser cada vez más pequeña aumenta cada vez más. Las resonancias magnéticas de 3 o 4 teslas, serán sustituidas por otras de 12 teslas cuyo peso ronda las 180 toneladas. También la tecnología de radioterapia por fotones dará paso a la protonterapia que aumenta los búnkeres hasta los 30 x 14 x 14 metros.
Tendremos que pensar también dónde vamos a alojar, mantener y cargar los robots mencionados anteriormente; dónde vamos a localizar los data centers y las supercomputadoras necesarias para dar todo el soporte digital al edificio; con qué estructura vamos a albergar los nuevos y monstruosos equipos…
Todas estas cuestiones requieren una pronta resolución y deben ser abordadas cuanto antes.


Conclusiones
La transformación que se avecina en el ámbito hospitalario es enorme y requiere una reestructuración profunda en todas sus áreas. Desde la telemedicina hasta la integración de tecnología avanzada, estamos ante un cambio paradigmático que transforma los hospitales en entes fluidos y altamente tecnológicos.
Es imperativo que los profesionales de la salud y los ingenieros se adapten rápidamente a estos cambios para garantizar que las instalaciones puedan soportar la carga tecnológica y operativa que implica la modernización. La implementación de dispositivos avanzados, la expansión de áreas críticas y la adecuación de espacios para albergar equipos de gran tamaño son solo algunos de los desafíos que enfrentamos.
El concepto de hospital líquido nos obliga a redefinir la gestión del espacio y de los pacientes, apelando a la inteligencia artificial y a la conectividad global, lo cual permitirá una atención más eficiente y personalizada. Asimismo, la necesidad de dotar a los hospitales de una infraestructura robusta para mantener y operar tecnologías punteras como la protonterapia y los robots médicos plantea preguntas críticas sobre inversión, diseño y sostenibilidad.
En síntesis, estamos ante la oportunidad de revolucionar el concepto de atención hospitalaria, donde la innovación y la capacidad de adaptación serán cruciales para el éxito. Es esencial abordar las preguntas y tomar decisiones informadas que nos permitan construir los nuevos hospitales del futuro, capaces de ofrecer un servicio de salud de calidad y eficiente en un entorno cada vez más complejo y demandante.
Francisco Ortega Montoliu, licenciado en Arquitectura por la ETSAM (Madrid, España), fundó ENERO Arquitectura en 2006. Ha realizado proyectos en territorio español y el extranjero, entre los que destacan el primer Centro de Protonterapia de España, el Hospital Hospiten Boadilla, el Hospital General de Collado Villalba, el Hospital Fundación Jiménez Díaz, el Hospital Quirón de Zaragoza o el Hospital Quirón de Córdoba.
Recibió varios premios internacionales como el Design and Health Academy Award en 2013 o el Yuanyee Architecture Award en 2021. También ha realizado diversas ponencias de ámbito internacional en la AAIDAH en Argentina, en la Design and Health Academy en Australia, en la European Health Property Network en Barcelona, en la Hospital Build Europe en Hamburgo y Frankfort, en el Hospital Architecture Forum en Múnich y Singapur, o en el Colegio de Arquitectos de Madrid, entre otros.
fortega@eneroarquitectura.com



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