El objetivo de este proyecto fue el de generar un centro integrado para laatención médica, la investigación y la docencia en la especialidad de enfermedades oncohematológicas. A tal fin la Institución pone a disposición del nuevo proyecto la actual sede de su Fundación, sita en Pte. J.E. Uriburu 1516, que incluye además del área administrativa, laboratorios, áreas de investigación, hemoterapia y algunos consultorios externos. Con la adquisición de la finca lindera y la unificación de las parcelas se consigue un lote de 834m2 con un frente de aproximadamente 18,60 metros.
En este nuevo proyecto se incluirán funciones dispersas en el entorno inmediato dedicadas a Hospital de Día, Consulta Externa y la clínica dedicada a Internación ubicada en Pte. J.E. Uriburu 1450.
De esta manera se logra un conjunto integral que asegura una atención médica segura, eficiente y humanizada y permite incentivar las áreas de investigación y docencia, cumplimentando los compromisos con las entidades con las que se mantienen convenios como la UBA y el Conicet.
Diálogo con el entorno
Planear un proyecto arquitectónico adyacente a múltiples propiedades con protección histórica en Buenos Aires plantea un ejercicio de diseño singular, donde la misión es navegar por un complejo entramado de preexistencias y condicionantes, limitantes arbitrarias y criterios subjetivos. El dilema reside en la tensión entre la aspiración por realizar una obra contemporánea, pero con la obligación de establecer una “pieza de ajuste” que dialogue con el pasado.

La heterogeneidad es el rasgo más evidente de la morfología urbana de Buenos Aires, a diferencia de la unidad de alineamientos de cornisas y alturas que tanto admiramos en las ciudades europeas. En la manzana típica de cualquier barrio porteño predomina una base de casas y comercios de planta baja y uno o dos pisos, sobre las que destacan algunos edificios de mayor altura. La extrema división parcelaria genera en muchos casos un paisaje dispar, dominado por las grandes paredes medianeras, carentes de aventanamientos, alturas discontinuas y estilos incongruentes.
Entre las propuestas que se ensayaron para paliar el impacto de las grandes paredes medianeras sobre el paisaje urbano hubo una de naturaleza normativa: el nuevo “código morfológico”.
En este marco, la “pieza de ajuste” emerge como una herramienta específica dentro del CU, diseñada para asegurar una integración armónica de los nuevos desarrollos, sobre todo en las áreas de protección histórica.
Sin embargo, la pregunta persiste sobre si un nuevo código, incluso con lacintención de ser morfológico, puede evitar caer en la misma generalidad, especialmente si no se basa en estudios detallados a nivel de manzana.
La “pieza de ajuste”, concebida para articular diferentes situaciones edilicias, puede transformarse en un ejercicio de malabarismo arquitectónico donde la coherencia del proyecto original se diluye en una serie de concesiones. La ironía reside en que este esfuerzo por respetar el patrimonio circundante puede culminar en una edificación que, por su falta de convicción estilística, termina siendo una adición menos significativa al tejido urbano que una propuesta con una identidad más definida.
Aceptando este complejo panorama, agachamos cabeza, afilamos lápices y comenzamos a proyectar:
Propusimos ante la Municipalidad, una rectificación de la línea interna de fondo (LFI) liberando 103 m2 por piso en la medianera sudoeste y ocupando 80 m2 por piso en la medianera noreste respaldándose sobre el edificio vecino, también con protección patrimonial.
Esta cesión de superficie permite abrir considerablemente el pulmón mejorando las visuales de los contrafrentes de los edificios linderos. En compensación se pudo llegar hasta el límite con el vecino, para cubrir la medianera expuesta y generar una nueva fachada.


Además de las condicionantes de ocupación en el fondo del lote, la volumetría del edificio fue modificada con el objetivo de compensar y armonizar las disímiles alturas de los lotes vecinos.
En primer lugar, fue necesario retirarse 4 metros lateralmente respecto del vecino sobre el frente, para evitar la generación de una medianera visible desde la calle.
Los dos últimos niveles se construyen con un retiro de 4 metros desde la línea de frente, alineándose con la mansarda del lote vecino. Para aprovechar esta terraza como espacio de expansión, en ese nivel se ubicará el comedor para el personal y las visitas.
Sobre el frente de la calle Uriburu 1530, se preserva la finca con protección cautelar, retrayendo la construcción en los segundos y terceros pisos, y retomando la línea municipal en el cuarto piso.
En este complejo diálogo entre volumetría y siluetas de planta variable se articula un programa funcional que debe albergar equilibradamente los requerimientos de la atención médica, la docencia y la investigación.
Programa funcional
El Proyecto contempla una planta baja dedicada a la atención de urgencia (Guardia) respaldada por un Servicio de Imágenes completo y un Centro Quirúrgico acotado a las necesidades de la especialidad.

A estos sectores se accede por ingreso técnico de ambulancias y abastecimiento con playa de carga y descarga vehicular. Desde el otro extremo utilizando el acceso de la casa con valor patrimonial se plantean el ingreso público y las áreas de recepción, espera y admisión.

En el primer piso se ubican las áreas con mayor flujo de personas: docencia, consultorios y servicio de hemoterapia. En la casa preservada se ubican al frente las áreas de Dirección, que son las que mejor se adaptan al espacio físico existente a mantener.

En el segundo piso, el Hospital de Día, cuya demanda, hoy en crecimiento permanente, se organiza en torno a un jardín de importantes dimensiones que garantizan el bienestar del paciente durante sus sesiones de quimioterapia. La Farmacia con laboratorio de preparación de citostáticos se ha concentrado en este nivel para optimizar su eficiencia y respaldar la labor médica.

En el tercer y cuarto piso, se ubican las únicas dos plantas repetitivas destinadas a 9 habitaciones individuales de internación con sus baños y servicios de apoyo.

En el 5° piso, acomodándose al perfil edificable, se ubican las habitaciones de transplantados de médula. En el sexto piso, los laboratorios.


El séptimo piso se destina al área administrativa, y el octavo a comedor de personal y cocina utilizando las visuales amplias hacia el exterior.

Tanto el subsuelo como la azotea quedan reservados para áreas de infraestructura, salas de máquinas y posibles crecimientos menores.
En definitiva las siluetas resultantes de los retiros por distintos parámetros municipales y por las restricciones correspondientes a edificios con protección cautelar (APH) han sido respetados e interpretados para la solución de este programa “a medida” de una especialidad médica de gran valor en el sistema de Salud.
Espacios libres, luz natural y vistas
Se apuntó a lograr un edificio para la Salud, diáfano, amable con el paciente y con el equipo que allí trabaja estudia o investiga. Los locales de permanencia: boxes de hospital de día, habitaciones de internación y oficinas tendrán vistas hacia el frente o hacia el pulmón de manzana, generado por la volumetría propuesta. Las terrazas verdes garantizarán las visuales de los pisos superiores para el conjunto y para el vecindario
Lenguaje arquitectónico

Con respecto al tratamiento del tramo de la fachada nueva que acompaña la altura de la protegida, se propone una materialidad distinta al curtain wall de los pisos superiores, con el objetivo de enmarcar y armonizar con la fachada del Petit Hotel que se busca preservar.
Los niveles superiores y el frente retirado funcionan en contrapunto, mediante un tratamiento de curtain wall neutro, con un ritmo homogéneo en los paños, en sintonía con un lenguaje arquitectónico contemporáneo.
A partir del análisis de las múltiples variantes desarrolladas, surge la interrogante sobre cuál alternativa habría sido más beneficiosa para la ciudad: mantener la fachada clásica como un telón meramente escenográfico, o bien sustraer completamente dicho volumen, generando un vacío en doble altura que devuelva a la ciudad un espacio abierto de uso público.
Conclusiones
En definitiva, la nueva sede de FUNDALEU supuso un interesante desarrollo proyectual en busca de un equilibrio entre la preservación patrimonial y la expresión arquitectónica actual, intentando aportar valor tanto a la identidad histórica del entorno como a la calidad del espacio urbano contemporáneo.
Un delicado equilibrio entre satisfacer los complejos requerimientos que puede tener un centro de salud con esta especialización y, al mismo tiempo, dar respuesta al contexto inmediato de la implantación.
Este tipo de intervenciones pone en manifiesto las tensiones y oportunidades que significa proyectar en la Ciudad de Buenos Aires.
Si bien dicho marco regula alturas, retiros y líneas de edificación para preservar la identidad barrial, también plantea desafíos a la hora de incorporar nuevas funciones o lenguajes arquitectónicos contemporáneos.
La experiencia de este proyecto demuestra que es posible dialogar críticamente con la normativa, interpretándola no como un límite, sino como una herramienta para construir ciudad de manera responsable, integrando pasado, presente y futuro en una propuesta coherente y sensible al entorno.
Liliana Font es arquitecta, socia fundadora y directora de AFS Arquitectos 1966- 2023. Socia fundadora y miembro de Comisión Directiva AADAIH 1986-2023. Presidente de International Federation of Healthcare Engineering (IFHE) 2014-2016. Profesor invitado cursos de posgrado AADAIH – FADU-UBA
Christian Cammilleri es arquitecto FADU-UBA (2017). Posgrado “Edificios para la Salud” AADAIH- FADU – UBA 2022. Proyectista en AFS ARQUITECTOS desde 2018-2025 – Especialidad Visualización Arquitectónica. Cofundador Polystudio 2017 – Visualización Arquitectónica.



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