La arquitectura y la ingeniería son disciplinas clave en el proceso de atención de la salud. Los edificios –centros de salud, hospitales, entre otros- son parte de la recuperación y la promoción de la salud.
Las personas deben ser atendidas en espacios que estén preparados y sean parte activa de ese proceso de curación. Si un edificio hospitalario no tiene buena ventilación, suficiente iluminación natural, posee humedades u otros problemas, se generan deterioros estructurales proclives a la generación de bacterias y otros agentes nocivos que atentan contra la recuperación y son perjudiciales tanto para quienes se atienden como para quienes trabajan en ellos. Incluso, también tienen consecuencias negativas en las comunidades circundantes.
El diseño integral de los edificios hospitalarios tiene la doble función de organizar los recorridos y espacios para, por un lado, favorecer la adecuada atención y, por el otro, ser instrumentos promotores de la salud para todas las personas: quienes vienen a tratarse y quienes trabajan.
La arquitectura, la ingeniería y la medicina son ciencias relacionadas que deben vincular a las personas con su entorno físico, social y ambiental desde una perspectiva integral para favorecer una mejor calidad de vida para todos.